.jpg)
27 de junio, año 2007. Me encontraba descansando unos días
en el pueblo de Luquillo. A eso de las 3:00 a.m., el teléfono sonaba;
algo no andaba bien."Tu papá ha fallecido", decía una apacible voz. De repente, mi sentir fue invadido por tantas emociones a la vez. Las memorias rebotaban en la mente como imágenes de ascendentes latidos.
Ha pasado un año, mi padre ya no está, su legado prevalece. Así es… en un día hemos nacido, en otro, un día moriremos. Lo importante de la vida es que esta no pase por desapercibida de nuestro propio alcance. Somos la existencia de una creación divina, nos toca forjar nuestros propios senderos y procurar que mientras el tiempo transcurre con su estado de gestación natural, nuestros pasos vayan dejando huellas. Cada ser representa ser un espejo, debemos dar siempre lo mejor de sí, para luego, cuando la muerte nos alcance, otros puedan reflejarse en ese espejo y puedan contemplar su trascendental simiente.
Ha pasado un año, mi padre ya no está, su legado prevalece...
CAPSULA DE VALOR
A mi padre
del pasear radiante
por el orgánico infinito,
apacible y desprendido
en sus ojos descansé,
su mirada inmigró a la mía
rutilante, virtuosa
como astro equilibrado
ante signos y cristales;
has traído reminiscencias a través
de la rectitud insigne,
de los actos matizados,
que gota a gota
enaltecen el archipiélago
que hoy da forma
a esta cápsula de valor,
atesorada como indeleble pendiente.